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ENERGÍA MEDIOAMBIENTE

Capítulo 1 Pasado negro: La vida a 450 metros bajo tierra

Cómo llegó España a tener decenas de miles de empleos en las minas y las centrales térmicas.

Por Ana Tudela y Antonio Delgado

2 de noviembre de 2025

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EL PASADO

Pasado negro, futuro oscuro: la España del carbón

Viaje a las comarcas que dependieron del carbón y las centrales térmicas

"Es indiscutible que las actividades humanas están causando un cambio climático, haciendo que los eventos extremos, como olas de calor, lluvias torrenciales y sequías, sean más frecuentes y severos"

IPCC | Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático

En julio de 2025, tras los cambios en el combustible de las centrales asturianas de Aboño y Soto de Ribera, la España peninsular bajó por debajo del uno por ciento la potencia instalada para generar electricidad quemando carbón. La misma España que en 1990, cuando comenzaron los planes de reestructuración del sector minero, empleaba aún a 45.212 trabajadores en la minería, más de la mitad en Asturias. La misma que ese mismo año de 1990 extrajo del suelo 35,8 millones de toneladas de carbón autóctono a las que sumó otros 11,7 millones de toneladas importadas para alimentar las insaciables centrales térmicas de generación de electricidad.

Evolución mensual de la generación de energía con carbón en España

Fuente: Red Eléctrica de España. Datos en TWh.

En una fecha tan cercana como 2018, España contaba aún con 15 centrales de generación de electricidad con carbón en funcionamiento que sumaban cerca del 10% de la potencia de generación eléctrica instalada a nivel nacional, aunque alimentadas ya mayoritariamente con carbón de fuera.

Potencia instalada para generación eléctrica con carbón en España

Fuente: Red Eléctrica de España. Datos en porcentaje sobre el total de potencia instalada.

Desde mediados de 2025, la generación de electricidad con carbón en este país se mantiene solo con unas pocas plantas en funcionamiento, como la de Alcúdia, en Baleares. Desde el 15 de julio al 29 de octubre, solo han entrado unas pocas en operación en ocho días, de forma puntual, con una aportación cercana al 4% del total diario generado.

París no es solo un acuerdo climático

España está comprometida desde 2015 con los Acuerdos de París y ha esculpido en el BOE su intención de alcanzar la neutralidad neta en emisiones de CO2 para 2050. Pero París no son solo compromisos climáticos. En el texto del famoso acuerdo se quiso recoger un objetivo mucho menos famoso: la necesidad imperativa "de una reconversión justa de la fuerza laboral y de la creación de trabajo decente y de empleos de calidad" ligada a los compromisos climáticos. Las zonas que habían estado durante décadas alimentando la demanda energética de la revolución industrial, social y económica de una parte del mundo no podían ser quienes cargasen en solitario con el coste de desconectarse del carbón.

Europa armó para ello fondos milmillonarios con los que ayudar a la transición de las zonas afectadas por los cierres de minas y centrales: el Fondo de Transición Justa. España fue el primer país de Europa en regular una estrategia de Transición Justa al mismo tiempo que aprobaba la Ley 7/2021, de Cambio Climático y Transición Energética, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050.

¿Cómo de grande era el reto? ¿Hasta qué punto es posible reconvertir a otra cosa zonas de monocultivo económico? ¿Cómo llegaron esas zonas a esa dependencia del carbón?

Viaje al pasado

No es fácil entender la magnitud de las cifras que muestran las gráficas y tablas de los informes sobre el carbón en este país. Hay que ir. De Andorra, en Teruel, a Carboneras (Almería); de Carboneras a Langreo (Asturias). Ir y ver, escuchar y entender que hay un mundo entre las minas a cielo abierto de As Pontes (A Coruña) y las subterráneas de San Martín del Rey Aurelio en Asturias.

Chimenea de la Jota
Chimenea de la Jota Bajada de la chimenea de la Jota, en Pozo Sotón, a más de 450 metros de profundidad — DATADISTA

Unas, las primeras, con su lignito pardo abundante pero cargado de azufre y poco calorífico, extraído a cielo abierto al modo alemán, a base de rotopalas gigantescas que iban comiendo suelo, casas, carreteras y lo que se pusiera en su camino para dar de comer a la central eléctrica de cuatro grupos térmicos que fue la mayor de España.

Las otras, las minas subterráneas asturianas, con sus vetas de carbón de hulla, de la mejor calidad, pero estrechas y verticales, hincadas en la montaña hasta cientos de metros de profundidad. Vetas extraíbles solo tras abrir pozos e ir creando un edificio al revés, hacia abajo, planta a planta, perforando en cada una de esas plantas largas galerías horizontales en la piedra de sílice hasta llegar al carbón para sacarlo de abajo arriba, creando chimeneas que había que ir apuntalando a mano, poste a poste, una vez extraído el mineral, para que la montaña no se cerrase en el hueco. Tallu picau, tallu posteau. Un trabajo manual, peligroso, rodeado de amenazas como el propio polvo de sílice, causante de la silicosis, o las bolsas de gas grisú y que precisaba de mucha, de muchísima mano de obra.

Sociedad fábrica de Mieres
Sociedad fábrica de Mieres Trabajadores de la mina La Riquela, que comenzó a explotarse a finales del siglo XIX. — Archivo histórico de Hunosa

La inmensa fuerza laboral de las minas y las centrales térmicas modificó totalmente el perfil de las poblaciones en las que se instalaron mucho más allá del skyline inconfundible de chimenea y torres de refrigeración. La plantilla necesitaba casas y casas se construían allí donde se abría una mina y una central. Primero ENCASO (Empresa Nacional Calvo Sotelo) y luego Endesa, que asumió buena parte de sus activos mineroeléctricos, construyeron poblados enteros, primero mineros y luego para las centrales, muchas veces separados incluso por un muro del municipio al que llegaban, con las viviendas divididas por categorías y los barrios con sus propios servicios.

Pero aquellas grandes plantillas también fueron el caldo de cultivo idóneo para los movimientos sindicales. Durante la Segunda República ya aparecen con fuerza reivindicaciones obreras en las comarcas mineras, con uno de sus puntos álgidos en 1934. Pero también en la dictadura, pese a la enorme represión, se sucedieron huelgas históricas para mejorar las duras condiciones laborales de la mina y las centrales. Se hicieron fuertes de huelga en huelga, década a década y convenio tras convenio, y lograron condiciones que resultaron en jubilaciones y prejubilaciones de las más tempranas y mejor pagadas del país.

A su sombra creció otra enorme fuerza laboral, mucho menos protegida, formada por los trabajadores de las empresas auxiliares. Y junto a todos ellos: hostelería, talleres, alojamiento, sociedades enteras dependían del carbón. Cada periodo de revisión de una central térmica era una fiesta. Llegaban entonces a los municipios centenares de trabajadores que durante semanas engrasaban la economía local.

Evolución de la producción de carbón en España para las centrales térmicas
Lignito pardo
Hulla
Antracita
Lignito negro

Fuente: MITECO. Datos en miles de toneladas.

Razones no climáticas

La reconversión del sector español del carbón es una historia por capítulos que lleva décadas entregando secuelas hasta llegar a esta última. No había compromisos por el cambio climático en el horizonte cuando empezaron los tijeretazos a la producción y las plantillas sino una realidad tan cierta como atacada por los discursos más extremos que quieren hacer patria negando una evidencia: el carbón español era o muy malo, en el sentido de poco calorífico y cargado de azufre, o muy difícil de extraer y por ello muy caro y necesitado de enormes plantillas y de enormes ayudas públicas.

Central térmica Litoral
Central térmica Litoral Imagen a vista de dron de la central térmica, en julio de 2022. Al fondo el municipio de Carboneras (Almería) — DATADISTA

Durante la dictadura y su empeño autárquico, el carbón español no tuvo que competir más que consigo mismo. Pero desde la apertura que trajo el desarrollismo y sobre todo desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, el carbón español, como la mayor parte del europeo, se convirtió en objetivo de las leyes del mercado y por ello en un sector menguante. Las eléctricas preferían el de fuera, el de Sudáfrica, EEUU… más barato. Y Europa, que se negaba a que las ayudas de Estado a la minería fueran eternas, fue forzando el cierre de las minas no competitivas a cambio de ayudas millonarias para la reconversión. A finales de 2018, prohibió por completo las ayudas públicas a la producción de carbón. Las normas medioambientales venidas de Bruselas fueron estrechando el cerco también a los carbones más contaminantes.

Evolución de las importaciones y exportaciones del carbón para centrales eléctricas en España
Importaciones
Exportaciones

Fuente: Datacomex (*) Datos en millones de toneladas

Entre 1990 y 1993, Endesa modificó la central de As Pontes para utilizar una mezcla de carbón nacional y de importación. A partir del 1 de enero de 2008, la eléctrica pública tuvo que tener en As Pontes consumo exclusivo de carbón de importación. La mina cerró a finales de 2007.

Para entonces se habían extraído 270 millones de toneladas de lignito, creando un hueco de 900 millones de metros cúbicos y 230 metros de profundidad, que hoy ocupa un lago artificial creado por Endesa para tapar la herida. Al tiempo, se había ido levantando una montaña de estériles junto a la central que alcanzó los 160 metros de altura.




Alejandro Castaño, minero en un momento de la entrevista

Alejandro Castaño Minero asturiano jubilado que empezó a trabajar en 1950 con 15 años — DATADISTA

Evidencias climáticas

La evidencia positiva de la descarbonización es clara. El carbón contribuyó al desarrollo de la economía española pero en paralelo tuvo un gran protagonismo en el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2008, las emisiones anuales de CO2 equivalente aumentaron en España un 54%. El pico se alcanzó en 2007: 441 millones de toneladas emitidas en un año. Un nivel al que solo puso freno la llegada de la Gran Recesión y que volvió al alza con la recuperación económica.

Pero el proceso de descarbonización y la apuesta por las renovables han logrado dos hitos históricos: que las emisiones de España desde 2023 se sitúen por debajo del nivel de emisiones de 1990 y desacoplar su evolución de la marcha de la economía. En los últimos años, aunque esta crezca, las emisiones se siguen reduciendo.

Evolución de la generación eléctrica en España por tecnología

Fuente: Red Eléctrica de España. Datos en porcentaje sobre el total.

El Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2024 estima que en el pasado ejercicio se produjeron unas emisiones brutas de 268,52 millones de toneladas de CO2 equivalente. Es un 0,5% menos que en el año anterior, un 38,5% menos respecto a 2005 y un 6,3% menos que en 1990.

Emisiones de CO₂ equivalente por tecnología de generación eléctrica en España peninsular

Fuente: Red Eléctrica de España. Datos en tCO₂ equivalente.

Buena parte de la explicación procede de la generación eléctrica. No en vano, desde 2023, las fuentes renovables aportan más de la mitad de la generación de energía eléctrica en este país y desde 2016 la producción de electricidad ya no es el mayor causante de la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en España. Desde ese año, lo es el transporte, con especial protagonismo del transporte por carretera.

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