Enero de 1993. No llueve. Hay problemas para abastecer a la población en media España. En Sevilla entran en vigor las restricciones que dejan los grifos secos durante la mitad del día. Madrid acude ya al bombeo desde ríos ajenos al sistema del Canal de Isabel II y a la extracción de aguas subterráneas para abastecer a la población. Todo el centro y sur peninsular sufren. La sequía ya va para dos años y aún queda lo peor.
Buscar agua bajo la superficie del suelo, una práctica habitual e histórica en muchas regiones, se convierte en deporte nacional. Ayuntamientos, comunidades autónomas, particulares, agricultores… taladran y taladran cada vez más profundo legal y sobre todo ilegalmente. En el campo, los olivos se agostan. Su carácter de secano no les da para aguantar una sequía tan prolongada. Ya no es vecería, no es alternancia de año bueno y año malo, ya no sirve lo de tener una cosecha en el árbol y otra en el banco para aguantar los años de aceitunas flacas. Los árboles echan poco fruto y el que sale se arruga, se aflige, no genera grasa. Se pone morado meses antes de la cosecha. El árbol amenaza con perderse.
Ese año, los olivareros de la comarca jienense de La Loma de Úbeda, sembrada de olivos tradicionales de secano, con sus varios pies, sus troncos retorcidos, algunos anchos como de llevar allí cien años, su distancia mínima de 10 metros por 10 metros entre árboles, empiezan a perforar el suelo más y más profundo. Y pinchan en una masa de agua subterránea que nadie conoce. No está catalogada. La Administración no sabe de ella. Al principio la confunden con otra más superficial y conocida pero allí donde bajan las máquinas, cada vez más, el agua brota con una fuerza inusitada. Hasta 100 litros por segundo.
A mediados de 1995, las reservas de las cinco cuencas del sur (Guadiana, Guadalquivir, Sur, Júcar y Segura) se han quedado en la tercera parte de su nivel en 1990. La sequía sigue. Se plantean inversiones multimillonarias a nivel nacional en infraestructuras para abastecimiento. Las restricciones en el consumo de agua afectan a 12 millones de personas. Hay cortes de 10 horas (Málaga), 17 horas (Marbella), 16 horas (Jaén) y en Cádiz, además de los cortes, se empieza a beber en parte de barcos cisterna que llegan de Huelva.
En La Loma, el agua sigue brotando cada vez por más puntos. En 1995, se disparan los sondeos. Todo el que ve al vecino –"el lindero"- con los olivos cargados de aceituna preñada de grasa en lo peor de la sequía, quiere lo mismo para su casa. Y perfora. Cientos de metros. Lo que haga falta. A finales de 1995 empieza a llover. España, aliviada, da marcha atrás a buena parte de las infraestructuras planteadas. Pero en La Loma ya no se dejará de perforar.
"Cuando llegó la sequía del 95, hicieron sondeos desesperadamente para intentar salvar los árboles y se dieron cuenta de que, si llegaban a profundidades importantes, salían grandes caudales. Estamos hablando de sondeos que
podían tener 400, 500 metros de profundidad y que obtenían caudales de 100 litros por segundo".
"Casi en cualquier sitio donde perforaban encontraban agua porque estaba ahí el acuífero jurásico profundo"
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
"Vimos que la sequía era abismal y los árboles estaban no mal, muy mal. Si el árbol se perdiera, si un árbol, un olivo se secara tendríamos que irnos".
Tomás Fernández Coronado
Olivarero.
"Fue una sensación grande porque todo el mundo empezamos a hacer sondeos y sacar agua y concretamente en la parte de Baeza, que está el acuífero de La Loma, ahí prácticamente se ha puesto todo en regadío de pozo".
Román León
Olivarero
Si el objetivo inicial era salvar el olivar, el resultado le dio un nuevo sentido a los pozos. Regar el olivo lo convirtió en un nuevo ser. El árbol era capaz de duplicar, triplicar y hasta cuadruplicar la producción de kilos de aceituna. Si se dobla el número de árboles por hectárea, se puede doblar de nuevo la producción. El hermano pobre de la agricultura, al que se había relegado a los peores suelos en beneficio de frutales y hortalizas y se dejaba al albur del parte meteorológico, se convirtió en una fábrica de aceituna que, con menos agua que otros cultivos de riego, respondía con cosechas cada vez mejores a una demanda internacional que no parecía tener techo.
(Influyó) "El efecto visual que tuvo para el propio agricultor en su zona con respecto a sus linderos o su propia familia, que dice, oye, vamos a hacer un pozo, que fíjate cómo estamos y que no tenemos cosecha, nos
estamos gastando el dinero y este o el otro cómo están cada día, la cosecha que tienen."
"En semi-intensivo, con 200 árboles por hectárea, se ha conseguido llegar a 20.000 kilos por hectárea.
Tomás Fernández Coronado
Olivarero.
El agua multiplicó las cosechas en los tiempos en que la PAC pagaba por cada kilo que se produjese. Cuando la PAC cambió, cuando se desacopló el pago de la producción y España, como muchos otros países, vinculó el pago único con la ayuda media recibida de 1999 a 2003, los olivos de La Loma, que no dejaban de agradecer cada gota que se les echase, estaban cargados de aceitunas de alto rendimiento. Y La Loma heredará el pago único y después el pago básico (2016) más alto de todos los cultivos permanentes de España.
Y al pago básico se le sumará el pago verde, que va por defecto en los cultivos permanentes, a pesar de que se pensó para promover el objetivo de sostenibilidad de los recursos naturales. Gracias al agua que encontró en la peor sequía que se recuerda con pozos que, aún hoy, no están regularizados en su mayoría. Algunos se secaron hace años sin tener noticias de una concesión solicitada hace décadas.
"El año que hicimos el sondeo nos pagaron un kilo de aceituna a 214 pesetas. Aquello era un verdadero dineral. Te estoy hablando del año 1994. Y fue a raíz del pozo. Produjimos el triple, no el doble, el triple de cosecha de
lo que estábamos cogiendo. Aquel año nos salieron 80 kilos por árbol, cuando estábamos hasta entonces en el entorno de 30 o 35. No cogíamos más."
"Se nota claramente el agricultor que producía más y el que producía menos. El que regaba más tenía mejor cosecha y, como era la referencia, tiene mejor pago único (de la PAC). A día de hoy se está notando".
Tomás Fernández Coronado
Olivarero
En La Loma, la buena noticia del incremento de la producción provocó tal número de extracciones que pronto empezaron a advertir de que iban a beberse las reservas del subsuelo por encima de la capacidad del acuífero de reponerlas anualmente de forma natural. Estudios de finales de los noventa ya señalaban que la falta de control iba a hacer que el agua de entonces fuese sed de mañana. Y ocurrió. Hay zonas de La Loma donde los pozos hace años que se han secado, las tuberías se oxidan al sol y las balsas, vacías y sin uso, han perdido la membrana impermeabilizante. Hay árboles en La Loma que han vuelto a ser de secano. No hay más que mirarle la cara a la aceituna.
Esta es una historia oscura como un pozo. Una historia de descontrol de sondeos ilegales y extracciones sin medida facilitado cuando no promovido por la administración, de regularizaciones de concesiones de agua llenas de irregularidades, de competencias de ida y vuelta entre el Estado y la Junta de Andalucía que enturbiaron aún más el proceso, de regantes que abrieron pozos y sacaron agua durante muchos años y que cuando se seca un pozo, perforan otro, pero quienes durante décadas también han solicitado la regularización de las extracciones y facilitado las mediciones y la elaboración de informes para no verse abocados a volver a secano. Y la historia de lo que hizo y hace (o no hace) aún hoy en día la Administración.
ENHORABUENA, HA SIDO ACUÍFERO
El acuífero de La Loma fue bautizado en el año 2000 como Unidad Hidrológica 05.23, después Masa de Agua Subterránea 05.23, y catalogado en 2001. Hasta entonces, a todos los efectos, no existía. Pero desde ese momento, sus aguas pasaron a formar parte oficialmente del dominio público hidráulico. Agua de todos. ¿Se controlaron entonces las extracciones?
Cuidar las aguas subterráneas no es algo voluntario. Desde 1986, que ya ha llovido, la ley obliga a "considerar que los recursos subterráneos de una zona están sobreexplotados (o en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo, expresión que ya se considera equivalente)" cuando "se esté poniendo en peligro la subsistencia de los aprovechamientos de aguas subterráneas (…) como consecuencia de que se vinieran realizando en los acuíferos de la zona extracciones medias anuales superiores o muy próximas al volumen medio interanual de recarga".
Incluso aunque no exista un balance global desequilibrado, se debe hacer la declaración de sobreexplotación siempre que "el régimen y concentración de las extracciones sea tal que se esté poniendo en peligro la sostenibilidad de los aprovechamientos a largo plazo". Esa declaración pone en marcha un detallado proceso de ordenación de los usos del agua de un acuífero, que incluye la formación de una Comunidad de Usuarios que deben hacerse responsables de las extracciones.
DEL DESCONTROL A LOS POZOS SECOS
¿Cuál era la situación cuando se catalogó el Acuífero? Aunque la masa de agua de La Loma empezó a explotarse en 1993, fue a partir del año extremadamente seco de 1995 cuando se empezaron a realizar captaciones de forma masiva, especialmente dirigidas al acuífero jurásico profundo en el sector confinado. En 1996, el IGME calcula que ya se extraían 18 hm3 de agua anuales. En menos de una década, la cantidad se dobló.
"El problema de La Loma de Úbeda es que no existía oficialmente como acuífero y por lo tanto no existía una regulación. Realmente no se dieron concesiones pero tampoco se denegaban. Había una alegalidad con todo eso".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
"El famoso acuífero este de La Loma la verdad es que se conocía muy poco y nos volvíamos locos haciendo pozos. Veíamos cómo cambiaban los árboles del lindero, qué cosecha tenía. Y cada vez más sondeos, cada vez en más zonas hasta que al final ya se ha parado un poco. Más legales, menos legales, como estén pero sí, se han hecho muchos".
Tomás Fernández Coronado
Olivarero
"Hubo un boom de explotación del acuífero jurásico en muy poco tiempo. Se pasó de cero explotación a, en 1996, calculamos ya que la explotación estaba en 18 hectómetros cúbicos. En 2005, estaba en 35 hectómetros cúbicos. Y ahora, no sabemos muy bien porque estamos volviendo a evaluar. Confederación dice en el Plan Hidrológico que hay 54 hectómetros cúbicos de explotación. Nosotros creemos que es un poco exagerado porque se han ido secando pozos como consecuencia de esas explotaciones".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
Los regantes empezaron a hacer solicitudes a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir muy pronto, ya en la segunda mitad de los años 90 para recibir la concesión de sus sondeos y su inclusión en el registro de aguas. Aunque no se conocía aún la masa de la que se estaba sacando esa agua, la normativa entonces limitaba a entre 150 y 200 hectáreas la superficie que se podía regar con un mismo pozo dependiendo del punto donde estuviera este. Solución: hicieron más pozos.
Esquivar las limitaciones por no tener concesión se convirtió y es aún hoy práctica habitual en La Loma. En los primeros años, quien carecía de concesión en el registro de aguas se encontraba con el problema de que las compañías energéticas se negaban a darles suministro eléctrico para las máquinas de bombeo, por lo que se empezaron a registrar captaciones inferiores a 7.000 m3 anuales, que se consideran privativas y no necesitan concesión, como forma de lograr la conexión a la red. Esta forma de esquivar la norma complicaría con el tiempo aún más el proceso de ordenación, al tener que depurar las solicitudes duplicadas. Ha habido otras muchas. Para evitar tener problemas con la PAC, por ejemplo, se aportaba la pertenencia a una comunidad de regantes y la Administración lo admitía.
Hoy, casi treinta años después del descubrimiento del Acuífero que salvó el olivar de La Loma, el Plan Hidrológico de Tercer Ciclo (2022-2027) de la Cuenca de Guadalquivir, que se encuentra como el del resto de cuencas en proceso de consulta pública, recoge que el balance hídrico para este tercer ciclo de esa masa de agua subterránea "se considera muy deficitario, con una recarga media anual de 48,3hm3" que se espera que llegue fundamentalmente por las lluvias. Las salidas de agua estimadas se sitúan ya en 62,6 hm3 al año, de los que 53,5 hm3 son por bombeos para regadío. Es decir, "el índice de explotación" del acuífero "es del 139% de su capacidad estimada de recarga media anual", recoge el Plan de Tercer Ciclo. ¿Cómo se ha llegado a esto?
EL INTENTO DE 2007 Y TODO LO QUE SE PUDO HACER MAL Y SE HIZO
"Hubo intentos de regular las extracciones. Los regantes estaban de acuerdo, eran conscientes de que la situación no podía seguir así y estaban dispuestos a rebajar las dotaciones para, aunque regasen menos, regar".
"A lo mejor habiendo reducido las dotaciones se podía haber llegado a un equilibrio. El problema fue que hubo muchas complicaciones de muchos tipos y las administraciones no hubo manera de lograr acuerdos. Y por aquí vamos todavía".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
"Nosotros desde el primer momento que iniciamos los sondeos tratamos de regularizarlos, desde el primer momento. Vino el presidente de Confederación y estuvimos por toda la zona para que viera los sondeos cómo y dónde
se estaban haciendo. Te
puedo estar hablando de 1996 o por ahí".
"Nosotros queríamos que se regularizara porque queríamos ver lo que teníamos, no fuera a ser que de pronto la inversión que estábamos haciendo (se perdiera). Y la prueba la tenemos ahora que ya hay muchos pozos que se nos han secado".
Tomás Fernández Coronado
Olivarero
"Ha habido muchos problemas, también políticos, en relación con este acuífero. Las competencias primero pasaron a ser estatales, luego pasaron a la Junta, luego volvieron a ser estatales. Todo eso trajo una serie de problemas que han impedido que se solucione".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
En 2006, en vista de los riesgos que ya se intuían dado el aumento de las explotaciones tras una década de extracción masiva y creciente, se tomaron una serie de iniciativas con la vista puesta en la ordenación de la explotación del acuífero. El IGME realizó un inventario de extracciones y modulación de los bombeos. La extracción superaba ya los 35,5 hm3 anuales, según la modelización, casi el doble que una década antes, en 1996, cuando se había calculado la extracción anual en 18 hm3. El descenso de los niveles de agua en determinados sondeos era ya evidente. Bajaba el nivel del agua, bajaban los caudales de explotación. El problema ya estaba allí. La capacidad máxima del acuífero de reponer cada año el agua extraída se calculó en 41,5 hm3 (por debajo del cálculo actual de 48,3hm3).
Los pozos se estimaron entonces en 233, que ya se intuía que podían ser más porque, de los detectados, solo dos tercios figuraban en el inventario de sondeos. Es decir, el volumen de extracción podía estar ya entonces cerca o incluso por encima del máximo que se estimaba que podía reponer el acuífero de forma natural.
Uno de los grandes problemas que recoge el informe del IGME, al que ha tenido acceso DATADISTA, es que, de los diferentes acuíferos que forman la masa de agua de La Loma, se estaba extrayendo agua masivamente de un acuífero confinado, con menor capacidad de regeneración, sin orden ni concierto, de forma simultánea, lo que ya se notaba en la bajada del nivel de pozos que estaban a kilómetros de distancia entre sí. Además, se comunicaba un acuífero con otro, cruzando aguas de peor calidad con otras mejores, por no encamisar con cemento las perforaciones y se corría el riesgo de afectar al acuífero con los nitratos de los abonos y los productos sanitarios.
Entre las principales recomendaciones del IGME: limitar las extracciones a la capacidad del acuífero, medir y controlar mucho más y mejor con una red de medición, concentrar las extracciones en pocos pozos en una red de sondeos bien diseñada, modular las cantidades según el año hidrológico, delimitar claramente las zonas vulnerables a la contaminación por prácticas agrarias (nitratos y fitosanitarios) y constituir comunidades de usuarios que se involucrasen en el control de las extracciones. Han pasado 15 años desde que se elaboró este informe.
Y llega el año 2007.
El 19 de marzo de ese año, la Junta de Andalucía aprobó la reforma del Estatuto de Autonomía de la región. En el artículo 51, quedaba establecido que la Comunidad Autónoma de Andalucía "ostenta competencias exclusivas sobre las aguas de la Cuenca del Guadalquivir que transcurren por su territorio que no afectan a otras comunidades autónomas". Andalucía se autoadjudicaba competencias en materia de ordenación de aguas.
Estas no serían efectivamente traspasadas hasta el 1 de enero de 2009, tras el acuerdo entre el Gobierno autonómico y el central y en cumplimiento del Real Decreto 1666/2008 de 17 de octubre del Ministerio de Administraciones Públicas que materializó el traspaso de competencias.
El IGME entregó a la CHG su informe el 5 de octubre de 2007 en el que se "aportaba la información técnica necesaria para acometer una explotación sostenible del acuífero". Tan solo tres días después, la Junta de Gobierno de la CHG aprobaba la "ordenación de los recursos de aguas subterráneas de la UH 05.23. El 22 de octubre se publicaba en el Boletín Oficial de la Provincia de Jaén".
El planteamiento cambiaba completamente, en línea con las recomendaciones del IGME. Se pasa a exigir una superficie mínima, 1.000 hectáreas, y que se solicite la concesión de forma colectiva, no individual, con la constitución de una comunidad de regantes. Eso sí, cada regante individual no puede tener más de 150 hectáreas. La dotación máxima serán 1.000 m3/ha/año, frente a los 1.500 que se estaban extrayendo. "Los procedimientos concesionales ya en tramitación deberán seguir su curso legal". Pero a quien se le hubiera denegado la concesión por las normas anteriores, aunque cumpliese las nuevas, debía ponerse a la cola e iniciar el proceso de nuevo. "Una vez finalizado este proceso de regularización (…) se denegará cualquier solicitud, de concesión o ampliación de superficie de regadío".
Las solicitudes de concesión llegaron en tromba. El diciembre de 2008, días antes del transpaso de competencias, la CHG emitió un "informe-propuesta" sobre la concesión. El informe, pese a su antigüedad, es lo más cercano a la situación actual de La Loma que se puede encontrar con membrete.
En base a ello, la citada Resolución establece la finalización del plazo de presentación de solicitudes a la convocatoria, una vez transcurridos 10 días desde su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Jaén. Dentro del plazo establecido para la presentación de solicitudes, 11 Comunidades de Regantes han formalizado su petición.
DISPONIBLE | 41,5 hm3 |
---|---|
Derechos ya otorgados | 10,4 hm3 |
Aguas privadas | 3,7 hm3 |
Pozos <7.000 m3 | 1,7 hm3 |
En trámite con Inf.Favor | 11,5 hm3 |
TOTAL COMPROMETIDO | 27,4 hm3 |
PENDIENTE DE ASIGNAR | 14,1 hm3 |
El cambio de competencias agarrotó el ya de por sí lento proceso de adjudicación de concesiones y consecuente ordenación del acuífero. Las sombras de irregularidades en los procesos de concesión sobrevuelan todas las conversaciones con olivareros de la zona.
Concesiones otorgadas en aquellos años acabaron en los juzgados, por denuncias de regantes que recurrían las concesiones a otros regantes de aguas subterráneas o su sustitución por aguas superficiales y las dejaban paralizadas.
No fueron los únicos recursos. La Junta de Extremadura recurrió ante el Constitucional el traspaso de competencias de aguas poco después de la modificación del Estatuto de Andalucía de 2007, por considerarse afectada en más de una decena de municipios. Acabaron dándole la razón y las competencias volverían a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir pero eso no sería hasta finales de 2011, lo que supuso dos cambios de competencias, uno de ida y otro de vuelta.
Y aunque los técnicos en muchos casos siguieron siendo los mismos, misma la sede y los asuntos pendientes, todo pareció volver a empezar, en parte por los expedientes que se perdieron por el camino o que están teniendo que volver a ser analizados.
En paralelo al proceso de concesiones y al de conocer mejor el acuífero, un grupo de regantes que hoy sigue formado por 149 comunidades de regantes y 185 particulares que superan las 18.000 hectáreas de olivar, se agruparon en una Comunidad General de Usuarios tal y como recomendó el IGME en su informe de 2006. Este paso es obligado cuando una masa de agua subterránea se declara sobreexplotada, formalismo que no ha ocurrido con La Loma ni siquiera a día de hoy. Solicitaron la inscripción en febrero de 2007 en la CHG. La penúltima noticia que tuvieron fue en diciembre de 2008, antes del traspaso de competencias. La siguiente la recibieron en febrero de 2012, cuando las competencias habían vuelto a la CHG y les informaron de que iban a volver a estudiar el estado del acuífero antes de responder a su solicitud. Aseguran que estuvieron aportando información durante dos años. Que en 2014 la CHG ya tenía inventariados los pozos, la superficie regada, los expedientes duplicados por solicitudes de menos de 7.000 m3. Pero el proceso vuelve ahora a revisarse.
"Lo de La Loma de Úbeda es una cuestión compleja. (…) Ahora, por parte de Comisaría (de Aguas) se está otra vez examinando para ver si hay duplicidades, errores, pero no es una cuestión fácil porque tenemos el personal que
tenemos".
"Estamos en pleno proceso de verificar si ese acuífero está en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo y químico".
"Tenemos el personal limitado. En el 2008 había más de 1.000 personas trabajando en la CHG y ahora, entre laborales y funcionarios, hay 675. Tenemos miles de expedientes".
"Un trámite de un pozo le lleva a una persona de comisaría un mes. (…) Un expediente puede tener 50 pozos".
Joaquín Páez
Presidente de la Confereración Hidrográfica del Guadalquivir
¿ESTÁ EL ACUÍFERO EN RIESGO?
Ahora, casi 30 años después de su descubrimiento, más de 20 años después de su catalogación, casi una década después de que se empezasen a secar los primeros pozos, la Administración va a estudiar si el acuífero está en riesgo de no alcanzar el buen estado tanto químico, porque también consideran que está contaminado por los nitratos de los abonos, como cuantitativo.
"Este acuífero, desde mi punto de vista, debería estar declarado como sobreexplotado".
"Cuando tú estás viendo que un acuífero empieza a descender, a descender y a descender y aunque llueva no sube, tienes que dar la voz de alarma. Porque eso lleva a la desecación total del acuífero antes o después".
"Desde 1996 empezaron a bajar los niveles. (…) El descenso ha sido de más de 100 metros en la zona profunda".
"El acuífero jurásico, en las partes más elevadas de la zona confinada, ya no aporta caudales importantes. Y lo que han hecho los regantes es darse cuenta de que existe otro acuífero más profundo todavía. (…) Cuando se les secaban los
sondeos, profundizaban más. El problema es que ese acuífero triásico profundo también está conectado con el acuífero jurásico profundo, que es el importante de verdad. No sabemos qué pasa ahí porque no hay medidas de control".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
SIN DATOS SOBRE POZOS, EXTRACCIONES NI NIVELES DEL ACUÍFERO
Un documento de la CHG de 2007 decía: "Los puntos de bombeo del acuífero son numerosos. Los distintos inventarios no los recogen todos ni todos se han registrado administrativamente. Se tiene un conocimiento poco riguroso de su régimen de extracciones. Esta dificultad atenta contra la consecución del principal objetivo del modelo: definir, en una primera aproximación, los volúmenes sostenibles de explotación del acuífero. Pues mal se pueden definir estos si se desconocen las características de los bombeos que impactan actualmente en el acuífero".
Un documento de la CHG, el plan de tercer ciclo, dice en 2021: "En la actualidad, la red oficial de control del estado cuantitativo es deficitaria. La Masa Subterránea Úbeda es una masa de gran superficie, más de 1.000 kilómetros cuadrados, y solo cuenta con dos piezómetros situados a escasos metros uno del otro en la margen derecha del río Guadalimar". Esos puntos no sirven de nada, comentan en el IGME. Solo los puntos adicionales con que cuenta el Instituto permiten una información algo más precisa pero no suficiente.
UN FUTURO COMPLICADO
Tanto en el IGME como entre los olivareros no quieren poner en duda las intenciones de la Confederación pero en el campo los regantes tienen la sensación de que todo nuevo presidente de la CHG que llega empieza con las mejores intenciones pero, cuando ve la maraña de expedientes, recursos y situaciones de La Loma, aminora el paso y lo deja para el siguiente. Mientras el acuífero sigue en uso y sin control. Y aunque por sus características el agua de La Loma no sirve para abastecimiento humano, dañarlo sí tendrá un fuerte efecto medioambiental y, a pesar del tiempo mirando hacia otro lado para evitarlo, un profundo efecto económico adverso en la región.
"El futuro es complicado. (…) Ha habido comunidades de regantes que se secaron sus pozos y lo que se ha hecho ha sido darle agua de los ríos, aguas superficiales".
"Baeza, Úbeda y una multitud de pueblos más viven del olivar. Si los pozos se secan y no pueden regar sus olivos, tienen un problema económico muy serio. El medio de vida que tienen desaparece".o con el acuífero jurásico profundo, que es el
importante de verdad. No sabemos qué pasa ahí porque no hay medidas de control".
Antonio González
Hidrogeólogo - Científico Titular del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME)
"Habrá que hacer la planificación para ver si hay agua superficial suficiente. Pero ahora mismo no lo tenemos hecho".
"Los plazos son en el momento en que nosotros podamos hacerlo".
Joaquín Páez
Presidente de la Confereración Hidrográfica del Guadalquivir