En los próximos meses, 14.000 hogares españoles van a recibir un correo postal invitándoles a participar en un estudio de biomonitorización. Se buscan 3.800 participantes, distribuidos proporcionalmente por toda España, para medir, en sangre y orina, los químicos de riesgo acumulados en el organismo. Entre metales pesados o bisfenoles, se ha incluido un grupo de PFAS (siglas de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas). Estos compuestos formados por cadenas de carbono recubiertas de flúor son tan resistentes y útiles que lo mismo hacen que una sartén sea antiadherente, la ropa impermeable o retienen la grasa de los envases de comida rápida pero se han vinculado con todo un abanico de enfermedades, incluidos varios tipos de cáncer, infertilidad y disminución del efecto de las vacunas en niños. Los estudios de biomonitorización son caros. Muy caros. El Ministerio de Sanidad se va a gastar más de 5 millones de euros solo en este primer estudio de población general.
Hágase a la idea. Prácticamente todo el mundo tiene PFAS. Lo importante es cuáles y en qué cantidad. Los más peligrosos y estudiados, algunos ya prohibidos, se acumulan en el organismo, al que le cuesta mucho eliminarlos, multiplicando el riesgo.
Llegar, llegan por numerosas vías.
Están en artículos de uso cotidiano, aíslan edificios, se usan en los gases de refrigeración de los aires acondicionados, en espumas antiincendios, recubren líneas de telecomunicaciones, están en pesticidas y fertilizantes…
Su resistencia los ha ido expandiendo por el mundo. Desde hace años es posible localizarlos en el suelo, el agua superficial y la subterránea, en zonas remotas y ascienden en la cadena alimentaria. Si se riegan las cosechas con agua con PFAS, si se da de beber al ganado o a las gallinas, aparecen en los vegetales, la carne, en los huevos.
Salen de las casas de las ciudades en las aguas residuales y acaban en los ríos, se acumulan en los vertederos de residuos y pasan al aire y a las aguas subterráneas. Eliminarlos es difícil y muy caro. Esta investigación muestra que la contaminación ha llegado a las redes de abastecimiento de agua potable en España.
En España, desde 2024, todas las empresas de abastecimiento de agua potable, públicas y privadas, de poblaciones grandes o mínimas, con mayor o menor presupuesto, deben añadir a sus controles todo un listado de elementos, entre ellos, los 4 PFAS más peligrosos. En 2025, deben controlar la suma de 20 PFAS. En el borrador de la norma, se calculó que con los nuevos elementos, los análisis de agua potable iban a costar a las empresas más de 110 millones de euros anuales (un 33% más). Para algunas poblaciones, especialmente las más pequeñas, está suponiendo un enorme quebradero de cabeza. Y todo ello sin contar los altos costes de reducir los PFAS donde superan los límites, ya sea con técnicas de ósmosis inversa o de carbón activo.
Un análisis de DATADISTA de los datos reportados al SINAC, que por el momento corresponden a redes que abastecen al 60% de la población en España, muestra que superan los límites de la suma de 20 PFAS redes que abastecen a más de 10.000 personas y que se encuentran en el límite legal las de otras 66.000 personas más. En puntos considerados críticos (60% del límite legal, lo que también obliga a tomar medidas) se encontrarían 4,4 millones de personas de 582 municipios.
Los riesgos de los PFAS, especialmente los de cadena larga, no se han conocido ayer. Los más de 14.000 documentos que desvela esta investigación, que cuenta con el apoyo del Journalism Fund y Arena for Journalism in Europe, ha sido liderada por Le Monde y en la que participan 46 periodistas de 16 países, son un pormenorizado recorrido por años de investigación interna de las empresas químicas. El conjunto de documentos puede consultarse en The Forever Lobbying Project.
Estudio tras estudio con animales y durante décadas en sus empleados y empleadas en EEUU y Europa lo fueron sabiendo todo mientras sus compuestos se iban dispersando por todo el planeta: la alta toxicidad de químicos como el PFOA en todas las dosis, que aparecían en la sangre de toda la población, que se bioacumulaban, que provocaba deformaciones en los recién nacidos, que aumentaban las tasas de cáncer, que se transfería en la leche materna… En lugar de frenar la producción y compartir su conocimiento, lo ocultaron, litigaron, cuando no despistaron a los científicos que se acercaban a las causas y sobre todo retrasaron una y otra vez las prohibiciones, forzando que se hicieran compuesto por compuesto. Hoy las variantes en el mercado de PFAS superan las 10.000 y la industria está inmersa en una cruzada sin cuartel para evitar la conocida como prohibición universal de los PFAS (uPFAS) impulsada en Europa por cinco países y actualmente en estudio por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA).
Los primeros descubrimientos de efectos adversos de los PFAS están documentados en los años 50. Este es un recorrido acelerado por algunas de las tácticas de las empresas y los grandes desastres provocados por los vertidos de sus fábricas.
1961
Según un documento interno de la División de I+D del Departamento de Poliquímicos de Dupont
firmado por la Jefa de la Sección de Toxicología con el título ‘Toxicidad de los agentes
antiadherentes del Teflón’ y fechado en 1961, un experimento en ratas y conejos basado en la
ingesta y
absorción cutánea de PFAS había provocado alteraciones en el hígado, un síntoma de
toxicidad.
En vista del resultado se advertía: “Manejar con cuidado extremo. El contacto con la piel
debe ser estrictamente evitado”.
1963
En las páginas de un manual interno de 3M (aportado en el juicio del Estado de Minnesota contra la empresa química) se recogía ya en los sesenta que “la toxicidad de los Tensioactivos fluorocarbonados va desde ligeramente tóxico a moderadamente tóxico” (el uso de moderado en este tipo de informes indica un grado relevante de toxicidad).
1965
Trabajadores del área de fabricación del teflón presentaron un cuadro de fiebre, escalofríos, dificultades para respirar y otros síntomas similares a los de la gripe.
Estos síntomas se asociaron con haber fumado cigarrillos contaminados con el polvo con PFAS de la fábrica.
La información no trascendió a la sociedad general pero sí se reflejó en la literatura científica. En un artículo de la prestigiosa Journal of the American Medical Association (JAMA), que además se refiere a un efecto similar detectado diez años antes, se recoge que 36 de 61 empleados de una planta de Dupont mostraron los síntomas de la llamada “fiebre del humo de polímeros” tras fumar cigarrillos contaminados con una fina capa de los PFAS presentes en el aire de la fábrica.
1966
Una comunicación interna de Dupont explica la estrategia para que la Agencia de Alimentación de EEUU (FDA) permita aplicar Zonyl (compuesto PFAS) a papel para envolver comida.
En la comunicación interna de Dupont se refleja que la FDA está pidiendo, como estándar para autorizar el uso de un compuesto que se haya mostrado potencialmente dañino, un estudio de al menos dos años sobre los efectos en la salud. Para estudios más cortos se exige que no produzca ningún efecto. Dupont cuenta con un estudio de 90 días que ya muestra alteraciones en el hígado. “Estudios adicionales de toxicidad no se contemplan por razones de tiempo y dinero”, explica la nota interna. La estrategia que se defiende no es retirar la petición sino negociar con la FDA qué cantidad de PFAS aplicado aceptaría. “Probablemente no aceptará más de 3ppm. Esto debe tenerse en cuenta al determinar los niveles de aplicación”. En 1973, otro estudio de Dupont reflejará que no había nivel de exposición seguro en el uso de Zonyl en envases.
1970
Una prueba con peces para comprobar la toxicidad de la llamada agua ligera (compuesto PFAS diseñado para apagar incendios) demostró mortalidad en todas las dosis. El experimento tuvo que suspenderse.
Una carta de la Corporación de Concentrados Químicos a la Asociación Nacional de Protección contra Incendios de EEUU les alertó de que se había tenido que cancelar un experimento sobre la toxicidad en peces de espumas antiincendios con PFAS (en concreto el compuesto FC-194) ante la muerte de los peces y el riesgo de producir una contaminación grave en la zona. El tiempo de supervivencia de los peces dependiendo de las concentraciones del compuesto en los tanques de agua de grifo donde se realizaba el experimento fue desde 3 minutos a 10 semanas.
1975
En marzo de 1968, el químico Dr. Donald R. Taves publicó en Nature que había detectado dos tipos de compuestos fluorados de forma generalizada en sangre humana. Sus investigaciones junto con el Dr. William Guy le hacen acercarse al origen del problema: los productos domésticos con PFAS. 3M trata de desviar sus investigaciones y pretende no saber lo que ocurre.
Registro de Conversación Telefónica en las oficinas de 3M
“El Dr. Guy ha vuelto a llamar para saber si teníamos ideas adicionales
sobre el origen de los ácidos fluorocarbónicos que encontraron en muestras de sangre
humana en Texas y Nueva York. (…) Guy estaba al teléfono junto al Dr. Taves, el
científico de la investigación original, que incluyó muestras de plasma de Albany, Nueva
York, Rochester,
Hillsborough, Texas, Andrews y Corpus Christi. (...)
El Dr. Guy especuló sobre la procedencia de esa
presencia 'universal' de estos compuestos en la sangre humana.
(Citó entre posibles orígenes)
- Utensilios de cocina de Teflón
- Telas tratadas con aislante Scotch
De algún modo se ha enterado de que los ácidos fluorocarbónicos de 3M se utilizan como
antiadherentes y quieren saber si están presentes en productos utilizados por la
población
general. Les dijimos que no sabíamos (...)
Les sugerimos que tomen muestras de plasma en zonas remotas no civilizadas, como Nueva
Guinea, donde no se usan utensilios de cocina o materiales antiadherentes.
De todas las explicaciones poco probables, la más posible sería un posible residuo de
FC-143
(PFAS) como el que vendemos a Dupont para polimerizar TFE en sus utensilios de cocina.
Esto
es bastante improbable. En cualquier caso, que quede claro, eso no se le dijo. Adoptamos
una
postura de curiosidad intelectual y disposición a ayudarles.
(…)
La parte positiva es si se confirmase que todo el mundo tiene PFAS en el torrente
sanguíneo
sin aparentes efectos negativos (…)
1981
Varias empleadas de Dupont han tenido hijos con malformaciones. Se diseña una operación de contención de daños de cara al exterior al tiempo que se inician análisis de la plantilla de las plantas de Dupont en EEUU y Europa.
En 1981, nacieron dos niños con deformaciones de trabajadoras del área de Teflon de la fábrica de Dupont en Washington Works (EEUU). En marzo de ese año, 3M, proveedor del compuesto con el que se fabricaba el Teflon, realizó un estudio rápido en ratas embarazadas e informó a Dupont de las deformaciones observadas en las crías. Se decidió trasladar a todas las mujeres del área de Teflon, se elaboraron argumentarios, un comunicado a los empleados, se iniciaron pruebas de sangre y se enviaron cartas a las autoridades de las localidades cercanas por posible contaminación del agua y el aire.
Los argumentarios internos desvelan que hubo pánico en la plantilla, especialmente en las mujeres; que 4 llegaron a esterilizarse ante el riesgo de tener bebés con deformaciones; que la empresa puso mucho énfasis en que no disponían de información de “ningún defecto de nacimiento humano atribuible” al compuesto y que no sabían “de las dos mujeres trabajando en esa zona cuyos hijos habían tenido malformaciones al nacer hasta “después de que 3M les notificase los resultados del estudio con animales”.
Dejaron por escrito que las trabajadoras de Dupont consultasen con su médico antes de quedarse embarazadas en caso de superar determinados niveles de PFAS en sangre hasta que estos disminuyeran y al mismo tiempo manifestaron una “fuerte oposición” a la esterilización. En caso de decidir esterilizarse, debían tener claro que no era por motivos laborales.
Dupont reconoció en sus documentos que sabía por 3M desde 1978 que los PFAS se acumulaban en la sangre y aseguró que los niveles acababan disminuyendo aunque no sabía en cuánto tiempo. También aseguró estar buscando un sustituto para el C8, así de claro veían su limitado futuro, pero lo siguieron vendiendo.
1988
Un cliente de 3M que comercializa botas y equipos de protección contra incendios ha escrito alarmado porque una persona del departamento científico de la química le ha dicho que el PFAS que utilizan no es biodegradable, al contrario de lo que dice en la documentación del producto.
“No creo que vaya en beneficio de 3M mantener el mito de que este compuesto es biodegradable. Es probable que esa idea errónea sea en algún momento descubierta y, cuando ocurra, 3M no solo será avergonzado, nosotros y nuestros clientes podríamos ser denunciados y obligados a retirar inmediatamente productos del mercado”. (…) “Yo creo que 3M debería describir correctamente las propiedades medioambientales de estos químicos y luego hacer lobby en cada país de la Comunidad Económica Europea para exenciones para usos específicos. Ahora 3M se ha atrapado a sí misma en una situación en la que no puede hacer lobby con las autoridades en busca de exenciones, porque las autoridades alemanas creen que estos compuestos son biodegradables. Si no lo corregimos, puede ocurrir que otros países de la CEE desarrollen regulaciones basadas en el modelo alemán”.
1993
El informe del profesor Philippe Grandjean aportado en 2017 en el proceso contra 3M a petición del Estado de Minnesota, cita correos internos de la empresa que a su vez se refieren a estudios de 1993 en los que se habría demostrado la transferencia de PFAS a crías de cabra a través de la leche materna.
"Datos recientes reflejan que los niños de EEUU tienen mayores concentraciones en serum que
los adultos. (…) Hay evidencia acumulada de que los PFAS se expulsan a través de la leche
materna.
(…)
“"Estos resultados están en línea con un estudio financiado por 3M de PFOS (…).
Aparentemente, los primeros estudios sobre transferencia a través de la leche se realizaron
en 1993. Un documento de esa época recoge: Hay cierta evidencia preliminar de que PFOS es
transferido a crías de cabra lactantes a través de la leche. Es probable que mujeres
lactantes también transfieran PFOS a la leche. De nuevo parece ser que 3M decidió no
publicar los resultados de este estudio. (…) La transferencia de PFAs en leche materna fue
finalmente reconocida por científicos de 3M en una publicación en 2005. Según todo esto, la
publicación no sería un descubrimiento sino un redescubrimiento"
Esta investigación ha podido acceder a las actas de años de reuniones, iniciadas a mediados
de los noventa, entre los actores más relevantes de la industria química, quienes crearon
una asociación, antecesora de lo que es hoy PlasticsEurope, para estudiar las propiedades
toxicológicas del PFOA. Se formó un grupo de trabajo que se reunió cada pocos meses en
diferentes lugares del mundo pero sobre todo en Bruselas. En ellas se compartían los
resultados del análisis de muestras de sangre de sus empleados.
Las actas muestras discusiones sobre si deben decidir de forma conjunta las respuestas a
grupos externos, asociaciones ciudadanas, ONG e instituciones.
Se discuten las diferentes estrategias en EEUU y Europa, la primera con una única autoridad
medioambiental y la segunda con autoridades nacionales en cada país miembro.
1997
Un estudio interno de Dupont entre su plantilla de la planta de Washington Works con la
incidencia de cáncer entre 1956 y 1991 mostró en hombres exceso significativo de cáncer
bucal y de faringe, mieloma múltiple, linfoma y de melanoma maligno. Los estudios que
vinculan PFAS y cáncer se fueron sucediendo en la industria química en EEUU y Europa durante
años, vinculándose también con el cáncer de próstata y de hígado.
El C8 Science Panel formado en el transcurso del caso de la demanda colectiva presentada por
Robert Bilott por contaminación de agua de beber confirmó la vinculación de PFAS, entre
otras
dolencias, con el cáncer de hígado y el de testículos.
Terremoto en la industria: denuncias, cartas de dimisión, prohibiciones
Los últimos años del siglo XX abrieron un roto en la caja de secretos de la industria. El abogado Robert Bilott inició la denuncia contra Dupont del granjero Wilburg Tennant en EEUU por la muerte de su ganado.
En esas fechas, presentó su dimisión en 3M el científico Richard Purdy. En ella puede leerse:
“Presento mi dimisión como Especialista de Medio Ambiente (…) por mi profunda decepción por cómo 3M está manejando los riesgos medioambientales asociados con la fabricación y el uso de PFOS (un tipo de PFAS de cadena larga)”.
PFOS es el contaminante más pernicioso desde el PCB y probablemente sea más dañino porque no se degrada.
(…)No puedo seguir participando en el proceso establecido por 3M para gestionar PFOS y sus precursores. Para mí no es ético estar preocupado por los mercados, la defensa legal y la imagen por encima de la seguridad medioambiental.
— Richard Purdy, científico
Ese año la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de EEUU inicio una investigación que indicó que el PFOS era persistente, tóxico y bioacumulativo y que se encontraba en la sangre de la población y la fauna de todo el planeta.
El 16 de mayo de 2000, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA) anunció que, tras negociaciones con 3M, la compañía dejaba "voluntariamente" de fabricar PFOS. Según el informe anual de 2023 de 3M, en realidad la producción de PFOS no se paró en las principales instalaciones de EEUU hasta 2002 y en el resto del mundo hasta 2008. En 2002, la EPA inició una investigación sobre los efectos del PFOA. Una carta de Purdy a la agencia señala su decepción porque se permita a la industria seguir con la estrategia de retrasar las prohibiciones mientras se sigue comercializando el compuesto. En 2006, un borrador del COmité científico de la EPA recogió que PFOA era "probablemente cancerígeno en humanos".
Europa prohibió el PFOA en 2017, después de que la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer dijese en 2016 que era "probablemente cancerígeno en humanos", pero la prohibición no entró en vigor hasta julio de 2020. La prohibición compuesto a compuesto ha sido una de las grandes victorias de la industria. Actualmente se comercializan más de 10.000 tipos de PFAS. Tras los litigios acumulados, a finales de 2022, 3M anunció que dejaría de fabricar todos los PFAS a finales de 2025, pero según sus resultados, eso no significa que no use PFAs de terceros allí donde no encuentre sustituto.
Grandes desastres con PFAS en el mundo
Al conocimiento sobre los riesgos y efectos adversos de algunos de los PFAS de cadena larga más utilizados, se fueron uniendo con el tiempo los escándalos por los desastres medioambientales y para la salud humana producidos por los vertidos de las plantas de fabricación de los compuestos o de incorporación a diferentes usos. El esquema volvía a ser ocultar, litigar y solo cuando el caso se complica, pactar de forma extrajudicial para evitar el precedente. Hay miles y miles de millones pactados ya por las empresas de producción de PFAS. Este es un recorrido breve solo a modo de ejemplo de los grandes desastres ocurridos a uno y otro lado del Atlántico.
BILOTT – EEUU
WASHINGTON WORKS, EL CASO PIONERO
El abogado Robert Bilott fue pionero en enfrentarse a un caso de contaminación de aguas y suelo por PFAS de una gran empresa química cuando poco o nada se sabía públicamente de los riesgos de estos contaminantes eternos. El primer caso que llevó Bilott, que recoge en su libro Exposure, origen a su vez de la película Dark Waters, fue el que enfrentó al granjero Wilburg Tennant con la química Dupont de Nemours por la muerte de su ganado provocada por los vertidos de la fábrica de Washington Works en un lago junto al río Ohio. Aquel caso se cerró con un acuerdo extrajudicial cuyos detalles no han trascendido pero derivó en otro: en agosto de 2001, alrededor de 70.000 personas representadas por Bilott se unieron en una demanda colectiva contra Dupont por haber contaminado con PFOA procedente de la misma fábrica el agua de la que se abastecían.
Siete años después, un panel científico conocido como The C8 Science Project reunido para el caso concluyó que existe un vínculo probable entre el PFOA presente en el agua y siete enfermedades humanas: alto colesterol, colitis ulcerosa, tiroides, cáncer de testículos, cáncer de hígado, preeclampsia, hipertensión gestacional. Estudios posteriores han confirmado las afecciones.
3M – EEUU
CONTAMINANDO DESDE MINNESOTA AL RESTO DEL MUNDO
3M, que debe su nombre a las tres emes de Minnesota Mining & Manufacturing Company, vio cómo el Estado que la vio nacer allá por 1902 la llevaba a los tribunales en el siglo XXI por haber contaminado con PFAS las aguas subterráneas, superficiales, el pescado y otra vida acuática, así como el suelo. En el primer trimestre de 2018, 3M llegó a un acuerdo extrajudicial con el Estado de Minnesota de 897 millones de dólares para cerrar el caso.
3M – EEUU
UN ESCUDO FRENTE A DENUNCIAS DE 10.500 MILLONES DE DÓLARES
En junio de 2023, 3M llegó a un pacto con los litigantes de una acción colectiva judicial para resolver un conjunto de reclamaciones de empresas de servicio de agua de cientos de localidades de EEUU. El acuerdo implica destinar más de 10.500 millones de dólares a quien detecte PFAS en sus aguas de abastecimiento humano entre 2023 y 2036.
Uno de los principales focos de preocupación de la industria química es el agua de beber y la evolución de la normativa para proteger a los ciudadanos. Según los resultados de 3M de 2023, “los cambios regulatorios pueden tener impacto en la reputación de 3M e incrementar los costes y su exposición judicial. (…) Dada la normativa divergente y cambiante sobre el agua de abastecimiento humano y otros estándares medioambientales, hay actualmente bastante incertidumbre sobre los costes potenciales para la industria y para las comunidades asociados a la descontaminación y las tecnologías necesarias para medir” el nivel de PFAs.
Dordrecht, Papendrecht, Sliedrecht y Molenlanden
Países Bajos
En febrero de 2018, los municipios de Dordrecht, Papendrecht, Sliedrecht y Molenlanden responsabilizaron a las empresas Chemours y su predecesora, DuPont, de las consecuencias en la salud y el medio ambiente de décadas de emisiones primero de PFOA (hasta 2012) y posteriormente de GenX, dos variantes de PFAS. Trabajadores y habitantes habían desarrollado dolencias que podían estar relacionadas con la contaminación de las aguas y el terreno, en buena parte del cual había huertos privados cuyos productos eran consumidos por sus propietarios confiados en estar llevando una vida totalmente sana. Las empresas negaron su responsabilidad y el caso fue llevado a los tribunales por los gobiernos locales. El 27 de septiembre de 2023, una sentencia provisional del Tribunal del Distrito de Roterdam reconoció la responsabilidad de la industria química por ocultar durante años a las autoridades competentes los riesgos del PFOA. La sentencia se mostró a favor de que sean las empresas quienes se encarguen de limpiar la contaminación de la zona.
En la web del Ayuntamiento de Dordrecht puede leerse que han negociado con Chemours la limpieza de los huertos afectados y el agua del lago Merwelanden. Según la web corporativa de Chemour, van a invertir "€75 millones para la reducción de las emisiones de las PFAS" de la planta "en más de un 99%”.
A principios de 2024, un abogado de la zona puso en marcha una iniciativa para que personas potencialmente afectadas se uniesen a una demanda colectiva contra Chemours.
Amberes
Bélgica
La ciudad de Amberes tenía un proyecto muy famoso, de esos que se diseñan para cambiar el perfil de una ciudad, hacerla más amable, sostenible, un orgullo largamente publicitado. Pero el denominado Proyecto Oosterweel escondía un lado oscuro. La tierra que debía removerse para cerrar el anillo de la carretera de circunvalación de Amberes y soterrarla bajo el río Escalda, allí donde estaban previstas infraestructuras, zonas verdes, viviendas, equipamiento deportivo… estaba cargada de PFAS procedentes de la actividad histórica de la fábrica de 3M en Zwijndrecht. En junio 2021 se estableció una comisión de investigación en el Parlamento flamenco de Bélgica con poderes jurídicos para esclarecer lo ocurrido. Los agricultores de la zona han visto restringida la venta de sus productos y la Agencia Pública de Residuos de Flandes tiene desde finales de 2022 un plan de saneamiento que divide Zwijndrecht por colores en función de los niveles de contaminación del suelo.
Según explica la web de 3M, el acuerdo de la filial en Bélgica del grupo químico y el Gobierno de Flandes incluye una inversión de 571 millones de euros que incluyen la descontaminación en jardines, aguas subterráneas, prevención de la dispersión por el aire de suelos contaminados y limpieza de suelos agrícolas y de recreo afectados. En sus resultados anuales de 2023 ante la SEC, 3M reconoce que ha estado litigando contra algunas de las decisiones del Gobierno de Flandes. En 2022, se detectaron PFAS de cadena corta en las aguas residuales de la fábrica, lo que supuso la apertura de un expediente de infracción a la química.
Región del Veneto
Italia
Durante más de una década, la planta de Trissino de la empresa química Miteni (antes Rimar y que fue cambiando de manos con el tiempo) contaminó con PFAS un enorme acuífero en la región del Veneto cuyas aguas se usaban para beber, regar los campos, abastecer al ganado… La contaminación afectó una zona en la que viven más de 350.000 personas, distribuidas en las provincias de Vicenza, Padua y Verona. Cuando estalló el escándalo de la contaminación del Veneto en 2013, se tomaron medidas para descontaminar el agua de beber a cargo de las empresas de agua, con instalación de filtros de carbón activo pero la información brilló por su ausencia y algunas personas bebían de pozos particulares también contaminados. Movimientos sociales como el de Madres contra los PFAS fueron despertando la conciencia social.
Un estudio de biomonitorización a los habitantes de la región realizado en 2016 arrojó niveles de PFOA en sangre hasta ocho veces superiores en las zonas afectadas que en personas que no se habían visto expuestas a la contaminación. A finales de 2019 se inició el juicio por la contaminación ambiental de la región del Veneto, que determinó la responsabilidad de la empresa.
Hemel Hempstead
Reino Unido
El 11 de diciembre de 2005, tras una fuerte explosión en un tanque de hidrocarburos que llegó a registrar un nivel 2,4 en la escala de Richter, una reacción en cadena incendió 20 tanques del gigantesco complejo de almacenamiento de la Buncefield Hertfordshire Oil Storage Terminal (HOST), en Londres. El incendio se logró controlar en la tarde del 13 de diciembre, después de haber dirigido contra el fuego toneladas de espuma concentrada antiincendios. Entre ellos, algunas que contenían PFOS, utilizado por 3M durante años en espumas antiincendios aunque en 2000 había anunciado que dejaría de fabricarlo. El acuífero del que se abastecía de agua potable el municipio de Greater London se contaminó parcialmente con PFAS y, hasta 2009, se dejó de obtener agua en el punto más cercano a Buncefield. En 2016 volvió a suprimirse alegando razones de sostenibilidad. The Guardian publicó en 2023 un artículo sobre el legado de contaminación que todavía arrastraban las aguas subterráneas desde aquel incendio.
Las elevadas tasas de cáncer entre los bomberos han sido objeto de estudio y se han vinculado a los químicos eternos de las espumas.
Guerra a la propuesta de prohibición universal
A principios de 2023, cinco países (Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Noruega y Suecia) presentaron una propuesta de prohibición universal de los PFAS (uPFAS) en Europa basada en la “muy alta persistencia” de estos compuestos, que permanecen inalterables o se degradan en otros a su vez inalterables (como es el caso del TFA, uno de los que más preocupa a la comunidad científica en la actualidad). La propuesta diseña un calendario de eliminación de la producción de PFAS que va desde 18 meses a años de exención dependiendo de la posibilidad de sustituir los PFAS por otro tipo de compuestos.
Las miles de respuestas a la consulta pública han colapsado durante meses a la ECHA al tiempo que la industria lanzaba toda su capacidad de hacer lobby. Entre sus logros más visibles está haber aparecido en el documento de Mario Draghi sobre la estrategia de Europa para recuperar la competitividad, en el que se alude a la importancia de no hacer una prohibición general de los PFAS o la propuesta del Partido Popular europeo antes de las elecciones al Parlamento de la UE de aceptar algunas de las principales líneas del Pacto Verde si se dejaba fuera la prohibición de los PFAS. También han conseguido que por primera vez se plantee la posibilidad de dejar fuera un tipo de contaminante a la hora de decir si una masa de agua subterránea está en buen estado. Hasta ahora si se superaban los límites de un único contaminante ya se consideraba acuífero en mal estado. La intención ahora es que esto no opere para los PFAS al menos hasta 2039.
Esta investigación ha analizado junto con expertos cientos de respuestas de la industria a la propuesta de prohibición universal. Buena parte se centran en dibujar escenarios de daños irreversibles a la economía, el empleo, en línea con otras estrategias de lobby históricas como la de la industria del tabaco pero también en plantear que sin ellos no será posible cumplir con la agenda de transición energética o despertar el fantasma del desabastecimiento de productos médicos sufrido durante la COVID-19. La clave está en mostrar que cada versión de PFAS no tiene alternativa actual en el mercado, incluso cuando sí la hay.
El lobby contra la uPFAS ha llegado incluso a un país como España que no produce PFAS. Según una serie de peticiones de información pública de DATADISTA presentadas en el marco de esta investigación, el 2 de noviembre de 2022, cuando quedaban meses para la presentación de la propuesta a la ECHA por los cinco países pero ya se sabía de su existencia, la subdirección general de Sanidad Ambiental del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España recibió un correo electrónico de uno de los principales fabricantes de PFAS a nivel mundial, la belga Solvay. Asunto: “Solicitud reunión – Posicionamiento de Solvay en vistas de la restricción de PFAS bajo el Reglamento UE REACH”.
Solvay lleva más de un siglo en España pero en su fábrica de Torrelavega (Cantabria) ni siquiera produce PFAS, sino carbonato y bicarbonato sódico.
En el Ministerio de Sanidad aseguran que el correo de Solvay quedó “sin respuesta” y que “no se llegó a mantener la reunión”. Similares respuestas recibieron EU Focus Group, un gigante de la asesoría jurídica en materia de legislación sobre químicos se dirigió en 2023 al Gobierno español en representación de Asahi Kasei Medical Co., y Carl Zeiss AG, con el asunto “PFAS request // Carl Zeiss AG”, solicitando una reunión desde su sede de Berlín. Sanidad les contestó “la conveniencia de posponer la reunión debido al estado inicial de la propuesta de restricción”. Lo intentó también Astra Zeneca, aunque desde su filial en España, pero la reunión "no se llegó a mantener".
Hubo dos reuniones que sí se produjeron, según la información facilitada por Sanidad. La primera es con la Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal, Veterindustria, el 24 de octubre a las 10 de la mañana en el Ministerio de Sanidad. A ella acude también el director general de Farmaindustria. No ha sido posible saber lo que allí se trató. Sanidad no lo desvela. No hay actas, aseguran que "por tratarse de encuentros informales que forman parte de la actividad ordinaria". No hay orden del día. No facilitan documentos intercambiados.
En Sanidad reconocen otra reunión sobre PFAS que se produjo esta vez a petición de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) y FPP4EU el 8 de mayo de 2024, también en el Ministerio de Sanidad. Este asegura que asistieron representantes también del Ministerio de Industria y del Ministerio de Transición Ecológica. Este último niega haber participado en ninguna reunión. No se sabe qué ocurrió en ella.
Los PFAS aparecen ya en el agua del grifo en cientos de redes con solo el 44% de los municipios con datos reportados
En 2023, el Gobierno aprobó un nuevo Real Decreto que establece criterios sanitarios actualizados para el control de la calidad del agua en España, aplicables a aquellas áreas que sirvan al menos 10 m³ por día o a 50 personas. Por primera vez, se han comenzado a medir y controlar los PFAS. Este reglamento incluye un calendario progresivo para implementar estas medidas entre enero de 2023 y enero de 2026, en consonancia con la Directiva (UE) 2020/2184, cuyo objetivo es mejorar la calidad del agua y garantizar la salud de los ciudadanos en la Unión Europea.
La estrategia es primero medir y, un año más tarde, haber tomado medidas allí donde se superen los niveles para revertirlos o el agua no podrá considerarse potable. Desde el 2 de enero de 2024, debían ser medidos cuatro PFAS específicos de forma periódica. A partir del 2 de enero de 2025, es obligatorio no superar en el agua del grifo el límite legal de 0,07 µg/L para cada uno de esos cuatro. Este año ha entrado en vigor la obligación de medir el sumatorio de 20 PFAS, incluidos los 4 anteriores. A partir del 2 de enero de 2026, el agua no podrá superar el límite de 0,10 µg/L para ese sumatorio. Superarlo representará una situación muy grave y el agua no será apta para consumo humano hasta que esté por debajo del límite.
DATADISTA ha realizado un análisis sobre las redes de distribución de agua, utilizando los datos reportados por los operadores al Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC) del Ministerio de Sanidad para obtener la primera radiografía de la situación de los PFAS en el agua del grifo. La extracción de datos se realizó durante la primera semana de enero de 2025.
Por el momento, ha enviado la información sobre la suma de 20 PFAS el 44 % de los municipios. Entre los datos que no figuran se encuentran los municipios del País Vasco, ya que esta comunidad autónoma tiene su propio sistema de información y vuelca los datos una vez al año en el SINAC.
Con esta fotografía parcial, por encima de los límites de 4 PFAS y del sumatorio de 20 PFAS están las redes que abastecen a 10.586 personas. Si se suma la población abastecida de los municipios que se encuentran en el límite del valor legal, se alcanza un total de 76.679 personas.
Además, 4,4 millones de personas residen en 581 municipios con niveles de PFAS que están en el 60 % del límite legal, lo que, según la nueva normativa, obligará a los operadores a implementar medidas de mitigación en sus Planes Sanitarios del Agua durante los próximos meses.
Luis Babiano, gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS), asociación que reúne a las principales empresas públicas de agua en España, señala que el SINAC históricamente ha tenido problemas de retraso en la recopilación y centralización de datos, aunque en los dos últimos años el Ministerio de Sanidad ha realizado un esfuerzo para formar a operadores y funcionarios. “La nueva directiva es un antes y un después. No podemos seguir sin datos de todos los municipios”. Además, insiste en que “el reto principal será cumplir con las exigencias de la directiva en los municipios pequeños, que carecen de los medios adecuados. De aquí a un año hay que cumplir con la normativa; el reto es mayúsculo, pero necesario”.
El coste de analizar y limpiar PFAS en el agua del grifo
Los nuevos contaminantes que deben medirse en el agua del grifo conllevan un aumento en el precio del análisis completo. Según el texto de consulta pública previo a la aprobación del Real Decreto, el precio unitario aumentará un 33 %, con una media de unos 2.424 euros. Según AEOPAS, el coste de medir los nuevos parámetros puede oscilar entre 150 y 450 euros por análisis.
El Ministerio de Sanidad estima que, para el periodo 2023-2030, el coste anual total para realizar los análisis de agua será de 113.247.237 €, de los cuales 76.837.953 € corresponden a municipios con más de 5.000 habitantes. Estas cifras incluyen 35.000 análisis completos (con la medición de los nuevos parámetros), análisis de control, análisis de agua del grifo y pruebas de radiactividad. Se calcula que al menos 500 laboratorios necesitarán realizar intercalibraciones y ajustar técnicas para los 27 nuevos parámetros, lo que costará 216.000 € para laboratorios públicos y 864.000 € para 400 laboratorios privados durante tres años.
Además, cada red de distribución en España debe contar con un Plan Sanitario del Agua (PSA) en el que los operadores están obligados a implementar medidas de mitigación en función de sus últimos análisis. En el caso de los PFAS, su incumplimiento o estar en el 60 % del valor límite de manera continuada es considerado muy grave, lo que implica tomar medidas y hacer un seguimiento de las mismas.
Para eliminar los PFAS en el agua se utilizan principalmente dos técnicas: el uso de carbón activo o un sistema de ósmosis inversa. Las redes de distribución que ya cuentan con alguno de estos sistemas para la eliminación de otros contaminantes pueden beneficiarse de su uso. Sin embargo, para los operadores que necesiten añadirlos específicamente para los nuevos contaminantes, la inversión puede ser significativa, especialmente si el municipio es pequeño. Tanto el uso de carbón activo como el sistema de ósmosis inversa requieren mantenimiento y la inversión en el cambio de filtros y principios activos.
Nacho Hernández, técnico de AEOPAS, que está ayudando a municipios pequeños a actualizar sus Planes Sanitarios, explica que el mantenimiento de una pequeña planta de carbón activo puede superar los 9.000 euros cada dos años, sin contar la instalación ni las operaciones. Además, señala que los Planes Sanitarios actuales aún no reflejan los nuevos parámetros, lo que hará necesario actualizarlos. “Los pequeños operadores aún trabajan bajo protocolos de autocontrol antiguos, lo que dificulta la adaptación a la nueva normativa”.
En la investigación Forever Pollution Project, de la que esta es continuación, se mostraron los puntos en suelo y ríos donde ya se había localizado contaminación por PFAS y aquellos potencialmente contaminados, como los entornos de los aeropuertos por el uso de espumas antiincendios con compuestos fluorados. En España, localizaron 400 puntos de contaminación y otros 800 potenciales.
PFAS en la población española
La biomonitorización consiste en medir en personas la presencia de productos químicos, analizarlo conforme a sus hábitos de vida e interpretar los resultados.
Un grupo de científicos, con Argelia Castaño a la cabeza, lleva desde 2007 peleándose para que en España se establezca un programa estable de biomonitorización como el que existe desde hace años en EEUU o Alemania.
Su empeño logró que, de un estudio de biomonitorización de 2009 con importantes limitaciones pero el más amplio que se ha realizado en España, se hiciera una submuestra para analizar PFAS que arrojó un 100% de presencia de PFOA en las muestras analizadas, 99,7% de PFOS y 99,9% de PFNA. Otros dos PFAS aparecieron en el 84,8% y el 86,4% de las muestras.
Argelia Castaño
“Llevo desde 2007 peleándome muy fuerte [para lograr que se estableciese en España la Comisión de Biomonitorización]. Ha sido una lucha de mucha gente para que saliera adelante. Estos estudios requieren del consenso de muchos niveles de competencia y además son tremendamente caros”.
“Los PFAS deberían prohibirse totalmente en determinados usos lo mismo que se ha prohibido el Bisfenol A en juguetes para niños. ¿Por qué tienen que estar en envases de alimentos? No lo entiendo”.
“La industria química es muy poderosa y tiene muy buenos técnicos que discuten con mucha propiedad. En muchos casos lo que intenta es retrasar la prohibición. Mientras se retrasa, siguen produciendo y siguen vendiendo. Probar inequívocamente que un compuesto produce determinados efectos no es sencillo”.
Marta Esteban López
“En otros países ya llevan muchos años haciendo estos estudios de forma periódica, cada dos, cada cinco años. En Alemania, EEUU y otros países llevan mucha ventaja”.
“No sé si habrá algún recóndito lugar en el planeta en el que podamos estar libres de cualquier exposición porque existen estudios que han encontrado PFAS, por ejemplo, en la Antártida, en sitios remotos. Dudo que podamos librarnos aunque sí podemos minimizar o reducir la exposición”.
“La exposición ambiental es compleja porque no estamos expuestos a un único compuesto o incluso a un grupo de compuestos. Pueden interaccionar entre sí estas familias de compuestos, provocando efectos que por sí solos no tendrían o potenciarse”.
Argelia Castaño, doctora en Ciencias Biológicas, profesora de Investigación del Instituto de Salud Carlos III y exdirectora del Centro Nacional de Sanidad Ambiental, se retira tras haber logrado que se establezca al fin la Comisión de Biomonitorización en España, con participación de todas las CCAA y los ministerios de Sanidad, Medio Ambiente e Industria, y que ya esté encarrilado el primer estudio de biomonitorización de población general. Considera que con ello pone “un broche de oro” a su carrera. Hablamos con ella y con una de las científicas que liderará esta etapa, Marta Esteban López, jefa del Área de Toxicología Ambiental del Instituto de Salud Carlos III.
Este estudio primero lo va a financiar en su totalidad el Ministerio de Sanidad. Lo va a coordinar y dirigir el Instituto de Salud Carlos III. Se van a tomar 3.800 muestras y el diseño se ha realizado para que sea representativo de toda España y las islas. El diseño se ha hecho con la ayuda del Instituto Nacional de Estadística (INE) porque se quiere usar el mismo sistema que se usa en la Encuesta Nacional de Salud.
Se van a medir en sangre y orina metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos, PCBs, Bisfenoles, dioxina, sacroleina y pesticidas. Además se van a medir al menos 12 PFAS, incluyendo algunos de cadena larga y otros de cadena corta. No todas las submuestras se medirán a la vez. Primero irán los de cadena larga porque es con los que hay mayor preocupación actualmente. El conocimiento de los PFAS de cadena corta, que la industria defiende ahora como el sustituto sin riesgo de los de cadena larga, ya ha mostrado sus efectos adversos, aunque no se bioacumulen. De nuevo, la ciencia va muy por detrás de la capacidad de lanzar nuevos compuestos de la industria y en Europa se están organizando actualmente estudios amplios para profundizar en los efectos en la salud de los PFAS de cadena corta.