Las niñas y su futuro

En la isla de Lombok, hablar de sexo es un tabú y practicarlo puede evaporar las aspiraciones de una adolescente. Si la comunidad descubre que una joven ha tenido relaciones sexuales, es obligada a casarse.

En el mundo, 65 millones de mujeres se han casado antes de cumplir la mayoría de edad. Un millón y medio son indonesias.

Mubarratain se casó un domingo de marzo. Tenía 16 años y los sentimientos encontrados. Había pasado una noche con ese chico doce años mayor y, aunque en un primer momento sus padres se opusieron al matrimonio porque ella todavía estaba en la escuela, dos semanas después aceptaron la unión, sin contar con su voluntad.

–Yo lo rechacé cuando me propuso matrimonio. No éramos lo suficiente cercanos para casarnos– explica Mubarratai con una voz suave pero contundente.

–Hasta que me la llevé– interrumpe Rizal y no puede evitar que se le escape una sonrisa. Mubarratai le mira severa. Él la amenazó con romper la relación si no aceptaba pasar la noche con él y una tarde no la llevó a casa de regreso. Le costó dos semanas de insistencia que los padres de ella aceptaran el matrimonio. Cuando hablaron con él, la familia de Mubarratai le preguntó a qué se dedicaba, y cómo iba a mantener a su hija, pero nunca le preguntaron la edad. Una vez casados la pareja se instaló en la casa de la madre del muchacho, junto a sus hermanos varones y esposas. Pasó de depender de su familia a la de su esposo.

El sueño de Mubarratain, de ir a la universidad y convertirse en escritora, se perdió en el mismo vacío que cayeron las novelas románticas que ya no lee, y ahora ocupan los pañales de su bebé.

La ley permite el matrimonio a partir de los 16 años para las mujeres y los 19 para los hombres, pero las uniones son frecuentes desde los 12. En sasak, llaman merari a la tradición que obliga a casarse a un chico y una chica que hayan pasado una noche juntos. Es la única manera para tener sexo aceptada por la comunidad.

Una vez se ha celebrado el merari, si la niña no ha cumplido los 16 años, se legaliza el matrimonio con identificaciones falsas que cuestan unos 70 euros al cambio. Aunque eso suponga dos terceras partes del salario mínimo mensual en Lombok, muchas familias sasak prefieren falsificar documentos que desafiar su concepto de honra.

En las regiones más empobrecidas, muchas familias ven la boda de sus hijas como una forma de aliviar su economía. Pero en Indonesia está muy ligado a la moral, ya que en las estadísticas de uniones precoces no hay prácticamente diferencias entre ricos y pobres.

El matrimonio infantil se ha practicado históricamente en todo el mundo y en el siglo XXI continúa arraigado. En la religión católica, la mujer más sagrada, María, se casó a los 13 años. La esposa favorita de Mahoma, Aisha, consumó su matrimonio a los nueve. En España, hasta el año 2015, era legal casarse con 14.

Dayat Hidayat

Activista

No se discute cómo pasárselo bien juntos. La obligación de la mujer es servir al marido, e incluso si ella quiere acceder a salud sexual y reproductiva, necesita el permiso del esposo. Las mujeres no tienen control sobre su propio cuerpo. Cuando te casas, tu cuerpo pertenece a tu marido, antes pertenece a tus padres."

Mubarratain tuvo que dejar el instituto. Un maestro de secundaria dice que cada curso pierde a una docena de chicas –de 50– antes de que termine.

Para Rizal fue diferente. Él ya tenía 28 años y, después de algún noviazgo y una temporada de carpintero en la vecina y turística isla de Bali, había decidido que ya tenía edad para casarse y regresó a su pueblo. Kekait es una villa de casas de colores vivos donde el verde exuberante del trópico se abre paso entre callejuelas asfaltadas y senderos de tierra. La banda sonora son los rezos continuos que emanan de las mezquitas que brotan en cada esquina y donde se reúnen, separados por género, sus cinco mil habitantes. Fuera de las casas, unos tendidos de palma sujetados con bambú ayudan a refugiarse de la pegasoja materialidad del ecuador austral e invitan a tomar uno de los mejores cafés del mundo. Allí, a una docena de kilómetros de playas paradisiacas, Rizal se fijó en Mubarratain y no le importó que fuera una niña todavía.

–Yo no estaba lista aún para ser una "buena" esposa y ser madre. No sabía qué significaba eso, quería seguir jugando. Cuando me casé me di cuenta de que me faltaba madurez– dice la joven, más de dos años después, mientras da de comer a su hija, que nació 9 meses clavados después de casarse, y mira de reojo a su marido.

Mubarratain intentó buscar trabajo, pero sin educación y en una sociedad rural, las opciones desaparecen. Rizal, sin interrumpirla, toma la palabra.

–Yo trabajaba y ganaba dinero con la carpintería y la cámara, hago fotos de eventos y le podía dar dinero, pero no había pensado en ella. Ella lloraba y yo no sabía cómo aliviar su pesar, me enojaba. Hasta que asistimos a un foro sobre el matrimonio precoz que se creó en el pueblo. Ahí me di cuenta de que había cometido un error, que no había pensado en ella antes de casarme.

Entraron en unos foros de diálogo para jóvenes y ahora se han vuelto activistas contra el matrimonio infantil. Rizal usó sus conocimientos de vídeo e hizo un docudrama sobre su historia, Mubarratain le ayudó a escribir el guión.

El vídeo se proyecta en los municipios vecinos y luego se invita al debate. En la cinta se ve a una joven que empieza a salir con un chico mayor y cómo él la fuerza a escaparse una noche de casa. También aborda el miedo de ella a casarse, el fracaso educativo o la presión social.

–La gente dice que el matrimonio infantil forma parte de nuestra cultura, pero esa es una perspectiva equivocada, ni es cultural, ni está en la religión, ni es normal– explica Dinna Rahman, una activista que apoya a Mubarratain y Rizal en las proyecciones y las charlas en la escuela. Ella misma sale en el docudrama haciendo de suegra de la niña casada. No parece tener más de 35 años.

En las charlas hablan también de sexualidad, de enfermedades de transmisión sexual, de los derechos de la mujeres.

Wanti

Activista

En las zonas rurales, una mujer virgen es más valiosa que una que no lo es. Porque el sexo premarital está prohibido, pero esta norma aplica solo para las chicas. Y luego la chica se casa en la infancia y después se divorcia y no logra conseguir un buen trabajo porque no tiene estudios y no es consciente de su propia importancia, sus derechos... así que el gran reto aquí es la educación."

Cerca de Kekait, el líder religioso Hasanain Djuaini, dirige las oraciones ante un millar de niñas. Es el responsable de un internado islámico y Tuanguru, una figura indonesia que combina lo religioso con lo comunitario y que está por encima de los imames. Pero no es uno convencional: fuma compulsivamente, habla con periodistas extranjeros sobre los impactos del analfabetismo y le apasiona el medio ambiente. Se ganó la simpatía del sector progresista de la isla al reploblar, con su alumnado, 30 hectáreas arrasadas y devolverles el verde. Pero para él, el matrimonio infantil es culpa de la pérdida de los valores.

–Es un síntoma del sexo prematrimonial– dice en un inglés precario e insiste en que la única solución es la educación de las mujeres en la moral. De los anticonceptivos o la educación sexual, ni hablar.

En Indonesia, pese a tener elecciones libres, persisten muchos autoritarismos de la sangrienta dictadura de Suharto que duró 31 años. Ciertos contenidos ideológicos o sexuales están restringidos en Internet, pero los jóvenes siempre saben cómo desafiar los bloqueos. En un país donde los líderes religiosos son más decisivos que los políticos y nadie habla de sexualidad, el porno sí es accesible.

Inaah Hindan tiene esa edad en la que ya no necesita usar Internet ni guardar la compostura. De sus tres hijas, una se casó por merari hace 20 años. Para Inaah, que usa el velo islámico y no se casó hasta los 21 años, su niña era demasiado pequeña para casase a los 15 pero asegura que “no tuvo más elección” que aceptar. Y se justifica con que ahora son demasiado comunes los matrimonios adolescentes. Al preguntarle el porqué, no se lo piensa dos veces y espeta en un sasak vulgar que hace al traductor mofarse antes de atreverse a pronunciarlo en inglés:

–Porque tienen más ganas de follar– y estalla a reír mientras, avergonzada, agacha la cabeza y se tapa con las manos.

  • Texto: Majo Siscar
  • Imagen: Gemma Parellada
  • Diseño web: Belén Picazo
  • Infografías y mapas: María Jaramillo
  • #SexSymbols