La regasificadora de casi 400 millones de euros nunca utilizada por sobrar plantas

La planta de regasificación de El Musel, en Gijón, nunca se ha estrenado. Después de construida resultó que no era necesaria, sobran instalaciones de gas en España, el país con más regasificadoras de Europa.
Sara Acosta

Los dos enormes tanques de la regasificadora instalada en el puerto de El Musel, en Gijón, no se han usado ni una sola vez. Construirlos costó casi 400 millones de euros. La obra fue aprobada en diciembre de 2008, “en un contexto en el que había grandes perspectivas de crecimiento de la demanda energética en España”, justifica Enagás, propietaria de la instalación. Aquellas perspectivas nunca se cumplieron y la infraestructura terminó por hibernarse, que significa ponerla en parada técnica para tenerla disponible por si en algún momento se necesita de nuevo. Enagás no arriesgaba nada en el proyecto, pues la inversión está garantizada por el Estado, pero mantenerla se paga entre todos los consumidores en el recibo del gas. En los costes reconocidos al sistema gasista para 2019, la hibernación de El Musel costará 23,6 millones de euros.

Las plantas de regasificación reciben el gas natural licuado que llega por mar en buques metaneros para pasarlo de su estado líquido a gaseoso y desde ahí distribuirlo por la red de transporte y distribución hacia los consumidores finales. La recepción de gas por barco representa prácticamente la mitad del combustible que importa el país –casi todo el gas que se consume viene de fuera–, el resto entra por gasoductos. En España hay seis de estas plantas que están activas (Mugardos, Sagunto, Bilbao, Barcelona, Cartagena, Huelva), más El Musel. Con siete en total, España es el país con más regasificadoras de Europa. “Todo el mundo quería tener una en su Comunidad Autónoma, se planificaron más por razones políticas que por real necesidad”, advierte un analista.

Un año después de la aprobación de El Musel, en octubre de 2009, se desvió un buque metanero que iba en dirección al puerto de Barcelona, donde está la regasificadora más antigua del país (es de 1969), hacia la planta de Mugardos, en el puerto de Ferrol. Debido al bajo uso de estas plantas por la falta de descarga de buques metaneros, en la instalación gallega no había el mínimo metano líquido necesario para garantizar que este no se evaporara y generara emisiones de CO2. Aquel episodio se repitió, aportando combustible extra de Huelva a Barcelona. Y ha sucedido en otras ocasiones, años después, generando un coste extra que se abona a través de la factura del gas.

Entre 2008 y 2018, las regasificadoras se usaron, de media, un 22% de su capacidad. En lo que va de año, sin embargo, la actividad se ha recuperado. Entre enero y septiembre de 2019, el nivel de regasificación ha sido un 71% superior a la media de los últimos cinco años, según Enagás. Es decir, esto significaría que este año estarían funcionando por debajo del 40%.

Mientras las cifras ya hacen evidente que estas infraestructuras están sobredimensionadas, algo que ha sido reconocido desde la propia Administración, se siguen produciendo situaciones surrealistas. El Musel, en Gijón, no solo está hibernada, además fue declarada ilegal en 2013 por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid porque se construyó a menos de 2.000 metros de zonas habitadas. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia tres años después, pero la empresa adjudicataria, Enagás, está actualmente en trámite para legalizarla de nuevo y que pueda entrar en funcionamiento.

“Se está intentando legalizar de nuevo la planta, iniciando un nuevo trámite constructivo, tanto el de autorización como el estudio de impacto ambiental, así que se nos plantea la situación de tener que alegar dónde queremos que se construya, si queremos que se construya, o si se puede construir o no una planta que ya vemos que está construida, lo cual es bastante absurdo”, explica sobre la loma desde la que se ve la planta en el puerto Paco Ramos, miembro de Ecologistas en Acción de Asturias, una de las organizaciones que participó en las alegaciones contra la central.

¿Qué dice Enagás sobre el exceso de infraestructuras? “Las infraestructuras están diseñadas para los momentos punta de demanda, porque si estuvieran diseñadas para la demanda media, en momentos críticos habría problemas de suministro”. En 2012, la Comisión Nacional de la Energía reconoció que El Musel no era necesaria para el suministro.

Entre enero y septiembre de este año, las regasificadoras estarían funcionando por debajo del 40%

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